martes, 8 de junio de 2010

Cuento de las nieves I



Hoy es un día normal, neva y hace mucho frío pero estoy contento. En unos minutos saldré por leña para la chimenea.
Estoy de pie en la puerta de la casa y mientras fijo la mirada en el horizonte me resulta inevitable pensar: vaya que es blanco este lugar, y muy frío también.
Visto guantes de color café en las manos. El hacha descansa sobre un fino poste del pórtico de mi hogar, creo que ya es hora de ir a trabajar. Esa leña no se cortará sola.
Mientras camino despacio hacia el bosque pienso lo mucho que disfruto la sensación de mis pies cuando se mueven sobre la nieve, del fresco viento escandinavo y de los copos que caen a mi alrededor. Parece que se avecina una ventisca, definitivamente debo apresurarme para ir por la leña. En casa me espera ella, no sé su nombre, solo sé que ella me espera. No quiero alejarme pero la casa necesita leña, se avecina una ventisca y necesitamos tener fuego para cocinar y para poner un tanto en la chimenea, pues se avecina una ventisca y ya sabemos que cuando eso sucede el frío puede ser insoportable.
Me gusta como se ve mi casa desde el bosque.
Ya no recuerdo como llegué aquí, ha pasado tanto tiempo, pero como me gusta este lugar. De alguna manera me satisface ver mi casa desde el bosque, y ver la luz encendida a través de la ventana; el color café de la madera de la pared y del techo, con la luz amarilla, el blanco del piso y el azul del cielo forman un bello contraste.
Sin duda alguna, soy feliz.


November, 16th 1904.Etude from Op.10 No. 3 in E Major.