sábado, 18 de julio de 2009

Entrada en segundos...

Me gusta pensar que estàs en un mejor lugar, ayer tu sangre que es dos veces la mía se ha derramado en la calle de los soldados. Y te has ido, sin despedirte de David, sin haberle dado lo que el, según hoy me di cuenta, buscaba tanto. Estoy profundamente triste, son las 2 y 36 y no tengo ganas de nada; en cinco horas tengo una presentación que disertar y no logro concentrarme, quisiera no saber del mundo ni de su jodida realidad y no recordar que ya no estás y que con esto las oportunidades se acaban, y el imposible se vuelve posible.

Lo lamento tanto, nadie puede saber como lo lamento, y que desolación siento en este instante. Lamento la forma, el tiempo, y las circunstancias. Te echo de menos, y no ha sido hasta ahora que me doy cuenta. Me gustaría que las cosas hubiesen sido diferentes, tan diferentes pudiesen haber sido, que inevitablemente pienso: “maldita sea! Todo gira alrededor de esa situación de mierda de la que intentamos salir todos”.

Resulta frustante pensar en el hubiera.

...Y cuando yo escuche las dos palabras de en medio, te recordaré con gran cariño y recordaré estas líneas que en esta madrugada atropelladamente escribo. Y recordaré que, si es que existe un más allá, estarás contento y orgulloso porque tuviste un nieto que lleva tu nombre, tu sangre, y tus genes y que no los ha desperdiciado. Entonces, sonreirás y ya no sentirás dolor, y David será feliz porque su hijo y su padre llevan el mismo nombre porque él así lo dispuso un día. Y entonces, yo estaré feliz viendo sonreír a David, como sólo el lo sabe hacer y haciendo feliz a Elena.

Hay una parte de mí que piensa que las cosas pasan por algo, talvez por supresión o por bloqueo, probablemente solo quisiera racionalizar que la vida es un ciclo que está lleno de estos eventos a cada momento alrededor del mundo. Pero lo consideraría una manera detestable de tomar eventos como este, y yo no soy así. Y fracaso en dicha acción, en seguida emergen los sentimientos, y quiero llorar y no puedo, quiero reaccionar como corresponde en estos casos; y no puedo, no puedo porque lo he evitado después de que unas pocas lágrimas saliesen de mis ojos y de que me quedase sin habla mientras conversaba con David y me decìa lo triste y enojado que estaba. Por eso el resto de mis lágrimas el día de hoy se hacen letras, porque no puedo hacer más. No lloré porque además de que no querìa que las enfermeras a mi espalda me vieran llorar, no porque fuesen enfermeras ni porque no me gusta que me vean llorar ( a nadie le gusta, si así fuese sería un actor o un enfermo mental), tan sólo quise contener esas ganas para poder hablar y confortar un poco a David, y decirle que no sólo el piensa como me ha manifestado hoy, que nos parecemos mucho a pesar de lo que pensábamos, y que debemos ser amigos.
Sobretodo creo que no todo está perdido, tanta lágrima y yo, soy un vaso vacío.. mientras escucho a Drexler, te pienso tranquilo, feliz, sin ninguna tribulación o dolor que te acometa. Espero te encuentres feliz, abuelo. Te llevaré siempre en mi memoria.

Fue bueno haberte conocido.

Segundo, Descansa en paz.

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